viernes, 10 de abril de 2015

Los origenes del perro

El lobo común, Canis lupus, apareció en el este de Asia hace medio millón de años, y hace 300 000 años ya se había extendido por todo el norte de Asia hasta Europa; hace unos 250 000 años cruzó el puente de Beringia de vuelta hacia Norteamérica, la cuna de sus ancestros. Cuando los humanos salieron de África y llegaron a Eurasia, allí estaban los lobos. ¿Cómo se convirtió el lobo en perro? Los primeros estudios genéticos indicaban que la domesticación del perro se produjo hace 15 000 años en China, coincidiendo con el inicio de la agricultura, pero los fósiles perrunos más antiguos se han encontrado en Europa y en Siberia, y tienen más de 30 000 años. Dos investigaciones publicadas en 2013 han arrojado luz sobre este enigma. Por un lado, un estudio de la Universidad de Uppsala ha identificado varias diferencias genéticas entre lobos y perros que fueron determinantes para su domesticación, relacionadas con el desarrollo del sistema nervioso y con el metabolismo del almidón. El segundo estudio, realizado por un equipo de científicos europeos y americanos, ha analizado el ADN mitocondrial de perros y lobos vivientes y fósiles y ha llegado a la conclusión de que todos los perros actuales descienden de una población hoy extinguida de lobos centroeuropeos, de la que se separaron hace entre 18 800 y 32 100 años. Así pues, el acercamiento entre lobos y hombres que dió lugar a la domesticación del perro tuvo lugar en Europa central hace entre 32 000 y 19 000 años, aún en el último periodo glacial. Si hubo otros casos anteriores o en otros lugares, como parecen atestiguar los fósiles, fueron intentos fallidos. Pero, en todo caso, el perro fue el primer animal domesticado por el hombre, y el único antes de la aparición de los asentamientos agrícolas. La domesticación de los perros fue un proceso gradual. En principio, los lobos merodeaban alrededor de los campamentos de los cazadores-recolectores del Paleolítico para aprovechar los restos de comida que dejaban los humanos. En contrapartida, los humanos se beneficiaban de que la presencia de los lobos alejaba a otros depredadores. Poco a poco, los lobos se adaptaron a una dieta más rica en almidón, y así pudieron prosperar alimentándose de los desperdicios de los primeros asentamientos humanos. Lobos y hombres fueron habituándose progresivamente a la presencia del otro, hasta que los humanos comenzaron a alimentar directamente a los lobos, a adiestrarlos, a criarlos y a seleccionarlos para diversas tareas. Y así, en unos pocos miles de años, hemos llegado a los centenares de razas de perros que existen en la actualidad. fuente: cienciaes.com